Llevas un cartel que dice “problemas” pegado en la frente! Y yo no he llegado hasta aquí para, en nombre del amor, solucionarlos. Categórica, radical y confiada, la mujer le besos los labios y se fue haciendo un gran esfuerzo por no mirar atrás y confirmar que él no la seguía. Demasiados No en el primer acercamiento.
De camino al metro, la mujer recapituló pasa a paso cada palabra, gesto, expresión, movimiento de lo que acababa de vivir y su conclusión más superficial y adaptada a sus miedos, fue sentir que había dicho lo único que quería decir: NO
Como siempre se montó en el último vagón y al tiempo que las puertas se cerraban, la mujer decidió que detrás de ellas, en esa estación casi limpia, sosa y desabrida, se quedaba lo que acababa de vivir. Detrás de esas puertas, en esa estación tan lejana a su casa.
El mes de marzo pasó rápido.. Días de intensa actividad organizadas con especial intención de que no quedara un hueco de tiempo libre que le permitiera conectar con aquello que se había impuesto olvidar. Y aunque el intento era bueno, cada uno de esos días, en algún momento de despiste, aparecía él con su cartel de “problemas” pegado en la frente. Y la mujer le decía “NO” en silencio, un silencio que todos escuchaban, meno ella.
Un día de abril bajo la mejor excusa que se le ocurrió provocó un encuentro. Y hasta que no le tuvo delante, no supo que de esa cita a la que iba con la convicción de volver a aclararle que no estaba disponible para él, la mujer se dio cuenta con una aplastante claridad, que lo único que quería era acompañarlo y caminar a su lado. Y aunque el cartel pegado en la frente que decía “problemas”, era luminoso que casi impedía ver lo que había alrededor, la mujer decidió que ese era su mejor intento!
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